martes, 20 de mayo de 2014

05.16.0002 Zangoza, La Artemis - Hallazgo Arqueologico

Desde
Carta Arqueológica del término municipal de Sangüesa, de
JUAN CRUZ LABEAGA MENDIOLA
Sangüesa, junio, 1981

2. LA ARTEMIS
El 15 de marzo de 1965 tuvo lugar en Sangüesa un notable descubrimiento arqueológico. Con ocasión de las obras en el sótano de una casa situada muy cerca de la parroquial de Santa María, chaflán entre la calle Mayor y Bastería, se halló a unos cinco metros de profundidad parte de una estatua romana. La citada casa pertenece a D. Alberto Aísa y en ella se conserva el importante hallazgo. (Lám. 1, 1-4).

Tal descubrimiento no se dio a conocer de inmediato y las obras siguieron, siendo una lástima el que no se intentase buscar el resto de la escultura por personas especializadas en métodos arqueológicos.

El mismo año de su descubrimiento fue el gran especialista en estatuaria romana Balil el que le dedicó un documentado estudio, identificando la estatua como de Artemisa y adjudicándole una cronología. (1) A este trabajo me remito.

El fragmento del torso aparecido de mármol blanco mide 80 cm. de altura, lo cual quiere decir que perteneció a una estatua de mayor tamaño que el natural. Este dato, siempre siguiendo a Balil, ofrece enorme interés, ya que una escultura de este tamaño normalmente no suele pertenecer al ámbito particular o a una vivienda privada, sino que se suele colocar en un edificio público, bien sea civil como un foro o religioso como un templo.

Quizá la pieza fue reaprovechada como material de construcción, ya que presenta señales de haber sido recortada en varios lugares, y por el arranque del cuello, la cabeza formaba parte del mismo bloque que el resto, ya que a veces, como es sabido, y por distintas razones, se labraba la cabeza de una forma exenta y el resto, a falta de mármol, se hacía de piedra de caliza local.

El torso viste chitón, con paños que no están excesivamente cuidados pero que a veces tienen detalle, y el sistema de talla para conseguir el relieve de ellos es el de incisión en cuña. Aunque el hemitórax derecho está destruido en parte, se trata de una manera patente de que es un torso femenino. Se aprecia cierta torsión del cuerpo que origina cierto adelantamiento del lado derecho respecto al izquierdo, e igualmente se observa una elevación del hombro de aquel lado con respecto a éste, como se ve en el muñón junto al hombro.

Por la parte posterior se observa junto al hombro una protuberancia que podría haber representado un carjaj, y la labor de los paños y plegado aparece realizada de una manera sumaria, como esbozada, lo que es señal de que la estatua fue realizada para ser vista solamente en posición frontal. En este plegado hay una cinta plana, a modo de tahalí, sin su correspondencia en el frente a no ser que sea un paño oblicuo, la cual se sujeta con una fíbula circular o semiesférica que fija el chitón a los hombros.

En cuanto al problema de identificación, opina Babil que este tipo de escultura a primera vista hace pensar en una Nióbida, una Atlante, una Medea o una Artemis. Las tres primeras representaciones las rechaza, dada su rareza en un ambiente romanizado de tipo provincial, y se inclina por considerarla como una Artemis, además de por el examen comparativo con otras similares por la frecuencia de hallazgos y epigrafía singularmente en la Hispania Citerior.

Concreta la investigación en los diferentes tipos de Artemis creados a partir del siglo IV a C, y va excluyendo una serie de diversas piezas con las que son más las diferencias que las afinidades.
Finalmente, y dadas las semejanzas, se centra en dos tipos: el de la famosa Artemis cazadora de Versalles y la Artemis de un relieve de Brauron; el primero lo rechaza por poco frecuente y el segundo por el ritmo inverso de los brazos y el preciosismo de los paños, y finalmente añade: "A mi juicio, el tipo de esta estatua es el de la Artemis de Cherchel, o si se quiere, Lansdowe-Cherchel, representado  por los ejemplares de tales colecciones, y fechable, en cuanto a tipo, en el último cuarto del s. IV a de J.C. El ejemplar de Sangüesa es una copia romana realizada hacia mediados del siglo II d. C, probablemente en el segundo cuarto de dicho siglo.

El culto a Artemis, nombre griego de la diosa y Diana en latín, estuvo muy extendido en Hispania, sobre todo en la Citerior. Y es que además de que oculta un viejo culto indígena, recoge a la vez el culto a la Artemis efesia, difundido por los navegantes griegos por las costas españolas. Este viejo culto se concreta en la caza a la que tan aficionados eran los indígenas. La caza era una de las mayores diversiones de los propietarios rurales del Bajo Imperio, y ello puede comprobarse a nivel provincial en el mosaico de Dulcitius de El Ramalete de Tudela en el Museo de Navarra, y sin ir más lejos en las decoraciones de la cerámica sigillata, que luego se estudian, en las que aparecen hombrecillos con lanzas y especies venatorias que aún subsisten como el jabalí y las perdices.

Respecto al lugar en donde apareció la estatua quiero precisar que, según las declaraciones de uno de los obreros, también se hallaron fragmentos cerámicos, que al no darles ninguna importancia fueron arrojados a los escombros. Este dato tiene su importancia, porque, a falta de excavación, puede, con bastante fundamento, asegurarse que la tal Artemisa afloró en un contexto romano, lo que hace más inverosímil el que procediera de otro lugar y fuera traída a Sangüesa.

En cuanto a determinar su procedencia, es decir el taller en donde se esculpió, el problema está sin resolverse por los escasos hallazgos de esculturas romanas realizados hasta la fecha a nivel regional; sin embargo no se inclina el citado especialista, aparte la poca probabilidad de un artesano itinerante, ni por la zona de Sangüesa ni por Navarra, sino más bien procedería o de Clunia o de Cesaraugusta.

Creemos que esta afirmación se basa en la falta de escultura en mármol en Navarra, aunque aclara que futuras investigaciones, como en Andión y Eslava, darían otra panorámica. Posteriormente, año 1974, María Angeles Mezquíriz, Directora del Museo de Navarra, en las excavaciones que realizaba en Santacara halló en el estrato IV, fechable en la primera mitad del siglo I, un fragmento escultórico de mármol blanco que representa un retrato de varón. (2) El problema del taller de procedencia de ambas sigue en pie. Habrá que esperar a nuevos hallazgos en Santa Cara y a los que si sin duda alguna se producirán cuando se excave el gran yacimiento de Fuleras (Sos del Rey Católico). No obstante la Artemis sangüesina, aun a pesar de su estado fragmentario es una pieza de suma importancia a nivel provincial del arte de la romanización.



(1). BALIL, A., La Artemis de Sangüesa, Sobre el arte romano en Navarra, en "Príncipe de Viana", Pamplona, 1965, págs. 29-35. Reproduce 4 fotografías de la estatua.
(2). MEZQUÍRIZ, M.A., Retrato masculino aparecido en las excavaciones de Santacara (Navarra), en "Príncipe de Viana", Pamplona, 1974, págs. 403-404.