La Vizcaya vuelve a poblarse por un día
Deshabitada más de medio siglo, esta zona montañosa entre Sada y
la Valdorba acogió el domingo una romería
Algunos oriundos de La Vizcaya posan el domingo en el interior de la iglesia de Sabaiza. M. APESTEGUI
A.V.
. PAMPLONAMartes, 29 de junio de 2010 -
04:00 h.
LLEVA
deshabitada más de medio siglo, pero quienes nacieron en las casas de piedra de
sus poblaciones y tuvieron que abandonarla, y sus descendientes, no han roto
sus lazos con ella. La Vizcaya, pequeña comarca montañosa ubicada entre Sada y
la Valdorba, al sur de la sierra de Izco, acogió este domingo una romería que
congregó a 200 personas. Fue una jornada de reencuentro de antiguos vecinos y
que reivindica la historia de esta zona.
Su recóndita
ubicación, un suelo no apto para el cultivo y la industrialización, entre otras
razones, llevaron a que todos los habitantes de La Vizcaya de por aquél
entonces, más de 120, acabaran por dejarla atrás mayoritariamente entre los
años 40 y 60 en busca de un mejor porvenir. Así, se fueron despoblando Sabaiza,
Guetadar, Gardaláin, Usumbelz, Julio, Arteta, Loya y Eizco (éste ultimo ya lo
había hecho en el siglo XIX). Hoy, casi todas sus edificaciones están en
ruinas. En Irangote, otro lugar, vivía un ermitaño.
La mayoría de
familias se trasladaron a Pamplona, Tafalla o Sangüesa. Posteriormente, la
Diputación Foral fue adquiriendo los terrenos y configuró la actual finca
forestal de Sabaiza (3.500 hectáreas), donde se ubica también el albergue
juvenil de Guetadar.
Más adelante, hace
unos 30 años, se promovió esta romería cada último domingo de junio. "Fue
idea del sacerdote Pedro Sola, de Moriones, localidad de la zona, y de Lucía
Orzanco, de Guetadar. La gente de La Vizcaya siempre se llevó muy bien",
destaca Eugenio Lecumberri Seviné, sacerdote de 70 años con familia de Gardaláin
y uno de los organizadores actuales de la cita.
Fiesta dominical
El domingo, la fiesta
arrancó con un almuerzo en la fuente de Sabaiza, una procesión con la virgen de
Irangote hasta la iglesia de Sabaiza y una misa. Aquí se recordó a todos
quienes descansan en los cementerios, y a los fallecido este año: José Antonio Salinas,
Joaquín Ripalda, Lucía Orzanco, Argimiro Zaratiegui, Fulgencio Oroz, Concesa
Armendáriz, Consuelo Lecumberri, Ricardo Usunáriz y Ramón Tiebas. Ya después
hubo aperitivo, sorteos, juegos y una comida con 140 asistentes.
"El tiempo nos
respetó y reinó el buen ambiente. Vienen ex vecinos y descendientes. Es una
forma de honrar a nuestros orígenes", sentenció Eugenio Lecumberri.