miércoles, 10 de octubre de 2012

02.85.60 Santa Criz - Nos escribe Co-Directora del yacimiento


En Julio de 2012 recibimos mails de MªPilar Sáez de Albéniz Arregui, una de las Arqueólogas del equipo de Santa Criz, comentando sobre lo que habíamos publicado. Nos alegró que se pusiese en contacto con nosotros y transcribimos aquí un resumen de sus mails, (Los textos en rojo los hemos puesto nosotros).

Al final se pregunta si estaremos ante la Ciudad Baskona de NEMANTURISA. Nosotros, que muy poco sabemos, hemos oído de 3 o 4 localizaciones, una de ellas en Sofuentes. Acaba de ser confirmado, este octubre de 2012 por ARANZADI, el hallazgo de los restos de ITURISSA en Auritz-Burguete, ya antes establecido por Mª Angeles Mezquiriz.



Soy Pilar Sáez de Albéniz Arregui, una de las directoras del yacimiento de Santa Criz de Eslava y llevo ya casi veinte años por ese valle.
               Me gusta la zona, y por supuesto estoy seducida por la ciudad de Santa Criz, tanto a nivel personal como profesional. Por ello, y porque nuestro tiempo de ocio es destinado en gran parte a investigar sobre el lugar, me encuentro un domingo de julio a las cinco de la tarde buscando datos que apoyen una de nuestras líneas de investigación.

               También me parece positiva vuestra invitación a que se os comunique cualquier cosa que nos parezca menos oportuna o acertada sobre esto que expresáis. Por ello, a título personal, me tomo la confianza de manifestaros la necesidad de tener precaución a la hora de exponer en un medio como internet algunos datos, especialmente gráficos, que no hacen sino guiar a los furtivos hasta aquellos materiales o estructuras que deseamos proteger. Sí el yacimiento no se publicita, no se publica en la prensa o en otros medios, es porque nuestros más de veinte años de experiencia indican el peligro de hacerlo antes de tener montada una buena infraestructura (ya en proyecto).
              
Cada arqueólogo sabe como siente el Patrimonio y qué desea para el mismo. El castro lo descubrimos nosotras en 1994, momento en el que realizamos la primera campaña de prospección sistemática, y lo excavamos en 2007 como consta en la documentación del Departamento de Cultura; las fotografías que mostráis, el plano a colores de los lienzos de muralla, también lo hicimos nosotras para el Plan Director (en 2005).
              
               Somos arqueólogas de profesión, de manera “oficial” ¡que no es un pecado! Y nos lo hemos tenido que currar mucho, por cierto. También y sobre todo, somos arqueólogas de alma, porque tenemos la fortuna de amar nuestra profesión. Tal vez, un poco apasionadas, es verdad, pero… ¿qué hay de una vida sin pasión? Evidentemente, si hubiésemos querido enriquecernos a otro nivel no nos dedicaríamos a esto y mucho menos nos dejaríamos el pellejo aquí. Hace tiempo que hubiésemos volado.

               Bueno, pues con la misma pasión que vivimos y disfrutamos Santa Criz y su entorno, lo sufrimos. Cada vez estoy más convencida de que tú no eliges a los lugares, que son ellos los que te eligen a ti. Y Santa Criz, inevitablemente, corre ya por nuestras venas, forma parte de nuestra existencia.  Llegamos a este lugar pasando la veintena, con la frescura de quien cree que puede cambiar algunas cosas, con la ilusión de crear algo nuevo. Surgió entonces el enamoramiento y a día de hoy, tras algunas veleidades, crudas infidelidades e intensos momentos de goce, estamos llevando una relación de amor y compromiso esperando llegar juntos al final. Así lo siento en mis entrañas.

               Soñábamos con arrancar a esa tierra un espacio de serenidad, de acogimiento, de encuentro de personas del presente con otras que siguen estando vivas entre las piedras. Fue por eso que pusimos un sillar junto a los cipreses, en la necrópolis: para que todos nos pudiésemos sentar a pensar, a leer, a mirar, a esperar... Ese sillar y la vegetación fueron el inicio de algo especial que deseábamos compartir.

               En 1917 el Padre Escalada, y anteriormente Castrillo, habían publicado el hallazgo de alguna pieza. También que a mediados de siglo y en los años 60 Vázquez de Parga, Taracena y Maluquer de Motes hicieron alguna cata sondeo. Gracias a ellos pudimos todos entender que ese lugar tenía relevancia. Y los datos de esas publicaciones se fueron repitiendo sin necesidad de saber donde estaba siquiera Eslava. Cuando nosotras llegamos la ciudad estaba “virgen”. No se había realizado una excavación arqueológica (fueron tres catas sondeo las realizadas hasta entonces) ni un proyecto. Comenzamos en 1994 pidiendo permiso para hacer una prospección y en 1995 para hacer los primeros sondeos. Nos concedieron el permiso y comenzamos a buscar el dinero para pagar a los dos obreros (nosotras no cobrábamos, aunque pagábamos las herramientas, la gasolina y demás de nuestro dinero). El año siguiente, 1995, volvimos a conseguir un poco de dinero e hicimos la segunda campaña en idénticas condiciones que las anteriores.

               Solicas estábamos, y solicas tiramos hacia adelante creyendo en Santa Criz. Porque al final no es creer en uno o en otro, es creer en el yacimiento. Bueno, he dicho que estábamos solas, pero no, la gente de Eslava nos abrió las puertas de su casa y de su corazón desde el primer momento, especialmente los más mayores. Así que nos fuimos encariñando, no sólo con el yacimiento y el valle, sino también con la gente del pueblo. Creo que a ellos les pasó lo  mismo. Quiero pensar así. TODO ello, pasó a formar parte de un proyecto de vida que se iniciaba para nosotras, algo más tiernas que ahora, y ha estado caminando junto y en nosotras.
          Esa presencia nuestra, no se ve, pero ha estado ahí, irreductible, cada uno de estos años.

          Por eso me enfadé, no con vosotros, por supuesto, por la futilidad de algunas acciones. En este caso la propiedad intelectual tiene más que ver con LA LEALTAD y EL RESPETO HACIA LOS DEMÁS, hacia el esfuerzo, el trabajo y la capacidad de unas trabajadoras (no es fácil, que todavía se perciben muchos prejuicios) que con otra cosa. En este mundillo, hasta hace poco, había la costumbre de respetar el yacimiento donde excavaba un compañero, especialmente porque estos pasan a formar parte de la vida del arqueólogo. Igual que antes sucedía en el Valle de Arce, que el primero que encontraba un panal lo señalaba con una cruz y los siguientes en encontrarlo jamás tocaban esa miel. Pues así, nosotras siempre hemos seguido la vieja tradición de la lealtad. Nuestro rollo no va de competitividad, competencias y similares. De salir en el periódico o querer hacer una macroexcavación para sacar pasta y lucirnos. Disfrutamos más con otras cosas.
              
               Entiendo que tal vez tengamos diferentes opiniones sobre la “propiedad intelectual”. Yo, sólo puedo decir que existe y es legal, y que más nos vale a algunos cuyo máximo poder es habernos zafado del medio y seguir creyendo que, a pesar de todo, los sueños SE CUMPLEN. Sólo hay que perseguirlos, no valen los abandonos. Yo también experimento, más que considero, que el conocimiento es de todos. Por eso, en la medida que ha sido posible hasta el momento, lo hemos compartido con las personas que se acercaban, especialmente si eran de pueblos cercanos. Aunque estuviésemos en nuestro trabajo (aunque esté a cielo abierto, necesitamos la misma concentración que otros trabajadores en el suyo) tratábamos de recibirlos de la manera más agradable, aunque tuviésemos un problemón, aunque estuviésemos en un momento delicado de la excavación, con jaqueca, reñidos (un equipo de arqueología con tanta gente diferente da mucho juego. Aunque, con los de Eslava estamos bien, bien, la verdad) almorzando o lo que sea. No sé, habéis llegado y os hemos recibido con todo el cariño que hemos tenido, aun suponiendo esto que nuestra jornada se alargaría un tiempo más, fuera de horario, para terminar cosas que no se pueden dejar sin finiquitar y porque como todos, nosotras también tenemos que “rendir” cuentas. Estamos encantadas de hacerlo, pero lo hacemos porque nos sale del corazón.

               Por eso, y volviendo a lo de la propiedad intelectual, es lo mismo que cuando García Márquez firma sus obras aun habiendo empleado el lenguaje y las palabras que son de todos. Él ha sido quien ha proyectado la obra, la ha hecho crecer en sus adentros, la ha amado y la ha expresado mediante la pluma suspendida en sus manos, para hacer que todos podamos participar de semejante maravilla. A mí, que lleve su nombre, me hace pensar que hay gente impresionante que es capaz de pensar por sí sola, que tiene un alma y un  pensamiento libre y que se atreve a mostrarlo al mundo para que también se cuestione las verdades. 
               Eso, evidentemente, no tiene nada que ver con compartir con los demás.
              
               Yéndome al tema de la desprotección del yacimiento, sé que el mapa de Santa Criz sale en muchos sitios, pero no en todos se señalan los lienzos de muralla,  ahora cubiertos por la vegetación. Vosotros tomasteis legal y lícitamente algo que había sido expuesto al público, no hay  más que decir. Yo vi, de nuevo, la exposición a la que se sometía este recinto, no sólo para los expoliadores sino también  a la erosión que sobre el mismo puede provocar el paso de mucha gente y me sentí fatal. Entiendo que algunos pueden pensar que uno tiene derecho a mirar; mi sentimiento y obligación es velar por el cuidado del patrimonio (hasta dónde puedo y me dejan, como queda en evidencia). No sé si alguien se ha preguntado porque Santa Criz o las arqueólogas, Ayuntamiento de Eslava, Departamento de Cultura, no salen en la prensa mostrando los hallazgos, porque no se publica. Esta es la causa: preservar el yacimiento en este momento de su evolución o trayectoria. No voy a decir más al respecto sino que esperamos que las circunstancias sean benévolas y se pongan en marcha esas medidas de protección (que, por cierto, son bastante difíciles; hay gente que por destrozar nos ha destrozado hasta la caseta de obra).

               Hasta que eso sea posible seguiré recordando como sale la luna por detrás de Zaldinaga, la imagen del cinturón de luces invernales de los pueblos sobre el valle mientras me pega el viento helado en la cara, los Pirineos sobresaliendo entre la nieve como heraldos que cuidan de este paisaje, la burbuja que cada amanecer envuelve a esta ciudad, el sol cobrizo asomando por Arangoiti y Gallipienzo y la plateada niebla de noviembre helándonos los ojos. El velo de mariposas que asciende cuando cruzo el Indusi, el sonido de las esquilas ya en el recuerdo, el trasiego de los tractores. Y al abuelico de Eslava que llega en el todoterreno del hijo para ver el yacimiento ¡y a las mozas!, a las mujeres que incluyen una visita a nuestro “centro de operaciones” en su paseo, al señor que viene a almorzar en el yacimiento, el que llega preguntando si necesitamos algo, el que dice que qué ocultamos debajo de ese terrero, al panadero del pueblo cercano que de alguna manera siempre está ahí sonriente y bienintencionado y a algunos que ya nos han dejado. Recuerdos de aquel día en que se llevaron el togado para restaurarlo: fue la primera vez en Navarra en la que un pueblo acudía a ver una pieza y el acontecimiento de su levantamiento. Avisados de improviso, todos allí reunidos, unos llorando, otros hablando y otros sacudiendo al político con sus dignas peticiones. Precioso. Hubiésemos querido avisar a todos los vecinos del valle, dar un vínico y demás, pero… eso hubiese supuesto anunciar de víspera, por lo menos, la presencia de una escultura, la primera de la comunidad, que tenía que pasar en Santa Criz toda la noche. Es lo que tiene: a veces, por proteger algunas cosas, tenemos que callar otras.

               Bueno, pues eso, que me alegro de comunicarme con vosotros y que ojala nos veamos pronto en uno de esos acontecimientos en la vieja ciudad de ¿Nemanturissa?